Factor Uterino en la Infertilidad

La intervención del útero en la reproducciónes múltiple y compleja. Este órgano debe ser lo suficientemente multifacético en sus actividades como para permitir que acontezcan una serie de fenómenos dentro de una estructura relativamente pequeña, que incluyen: el transportede espermios, implantación del huevo y mantenimiento del embarazo.

Es lógico, por tanto, deducir que su afección interferirá en el desarrollo del embarazo y constituirá causa de infertilidad. Etiológicamente debe considerarse la afección uterina dividida en: endometrial, neoplásica y las producidas por malformaciones. Las causas más frecuentes de infertilidad por factor uterino lo constituyen: el mioma, el síndrome de Asherman, las anomalías congénitas y los pólipos endometriales, entre otras.Los miomas son neoplasias sólidas benignas, muy frecuentes, que se desarrollan entre el 20 y el 25 % durante las edades

reproductivas, aunque se han reportado antes de la pubertad y después de la menopausia. La miomectomía en cualquiera de sus variantes constituyen la operación más realizada con el fin de conservar la fertilidad. También, se han usado recientemente como tratamiento médico, hormonas de tipo de la GnRH, las cuales inducen a un estado de pseudomenopausia hipoestrogénica, porque el volumen de los miomas decrece entre el 40-50 % después de 3 meses de la terapia, y permite practicar la miomectomía con menos sangrado y dificultad.

El síndrome de Asherman, es la obliteración parcial o completa de la cavidad uterina por adherencias de las paredes uterinas después del raspado de la cavidad; se asocian con frecuencia a trastornos menstruales y de la fertilidad, así como abortos recurrentes y su diagnóstico primordial es mediante la histerosalpingografía e histeroscopia. Los 2 factores causales de infertilidad son: las adherencias, que interfieren con el transporte de los espermatozoides y con la implantación del embrión por afectación del endometrio. El tratamiento requiere resecar quirúrgicamente las adherencias intrauterinas mediante la dilatación y curetaje y lisis por histeroscopia o histerostomía. Su pronóstico está relacionado con el grado de obliteración endometrial. Los pólipos endometriales pueden producir infertilidad e interferir con la implantación del blastocisto dentro de la cavidad, impedir la migración de los espermatozoides y alterar los cambios cíclicos del endometrio, ya que no responden a los cambios hormonales, pero sufren hiperplasias. Se han llegado a obtener pólipos de hasta 12 cm de tamaño. Otro factor que se debe tener en cuenta son: las malformaciones uterinas. En el ser humano la fusión de los conductos de Müller en la línea media durante la vida embrionaria normalmente es incompleta. Las trompas de Falopio provienen de la zona superior de los conductos de Müller, que no se han fusionado, en tanto que el útero está compuesto de la porción caudal fusionada. Si los conductos de Müller no se fusionan en sentido caudal, aparecerían diversas anomalías en el útero y en la zona superior de la vagina. Puede sospecharse el diagnóstico sobre la base de los datos del interrogatorio y exploración física, histeroscopia, histerografía y completado por laparoscopia.

El abordaje de malformaciones congénitas uterinas y su restitución constituye aún un reto , ya que require no sólo de elementos diagnósticos previos a la intervención, sino de experiencias técnicas para su realización, así como del conocimiento anatomofuncional de los genitales internos, ya que hay que preserver la funcionabilidad de las trompas, y otros factores como el ovario, etc. I las anomalías anatómicas del útero son responsables de provocar complicaciones obstétricas, tales como aborto espontáneo recurrente, parto de pretérmino, distocias de presentación e infertilidad. La incidencia en la población general no es clara, ya que sólo cerca de un 25% de las malformaciones tienen problemas reproductivos . La incidencia calculada en la población general es de 0,1% a 1,5%, llegando a un 27% en los casos de aborto a repetición. El útero septado corresponde a la clase V según la clasificación de ASRM (American Society of Reproductive Medicine) de 1988.

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El tabique uterino puede ser parcial o completo cuando tabica el cuello e incluso puede prolongarse a la vagina. El útero septado está asociado a mayor incidencia de falla reproductiva y complicaciones obstétricas. El mecanismo por medio del cual esta anormalidad provoca pérdida reproductiva no está aclarado completamente. Se ha sugerido que el aborto espontáneo puede resultar por el escaso aporte sanguíneo del tabique, lo cual determina anormalidades en la implantación. Además, el menor tamaño de la cavidad uterina y la incompetencia cervical pueden explicar también los malos resultados reproductivos. La posibilidad de tener un hijo vivo con esta patología fue de 28%, se describe además un 60 a 80% de abortos y un 12 a 33% de partos de pretérmino .

Es razonable pensar que el tratamiento de elección, por tanto, es la restauración de la cavidad uterina normal. Numerosos trabajos demuestran una mejoría en el pronóstico de los embarazos después de la incisión del tabique, con una reducción significativa de la incidencia de aborto y parto de pretérmino.
El tratamiento quirúrgico clásico fue la metroplastía por laparotomía existiendo dos técnicas:
la de Jones descrita en 1953, que consiste en una histerotomía corporal extirpando una cuña de miometrio desde el fondo uterino hasta resecar todo el tabique y la de Tompkins descrita en 1962, que es una histerotomía media longitudinal con sección, no exéresis del tabique a ambos lados de la histerotomía .

Actualmente la histeroscopia es el método de elección para la resección del septo uterino, debido a una serie de ventajas, como ausencia de formación de adherencias pélvicas al no realizar laparotomía, hospitalización acortada, disminución de los costos y la posibilidad de permitir un parto vaginal en un futuro embarazo.